Somos Comunidad es una organización que tiene 24 años y nace como una respuesta en positivo al deslave del Estado Vargas, hoy en día Estado La Guaira. En Camurí Grande, nace esta organización en medio del caos, donde todos los actores que hacen vida son los mismos damnificados que unieron sus esfuerzos, y se comprometieron a generar oportunidades para lograr concebir el propio desarrollo y la propia transformación de la comunidad. Esto la hace inédita. Actores, además, con intereses diferentes, pero donde todos ponemos, en igualdad de condiciones —y desde el mismo corazón de la comunidad— todos nuestros talentos.
Hablar de transformación requiere hablar no solamente de decisión propia, sino de tener una visión y misión clara de lo que quieres hacer en colectivo. Tener las habilidades para trabajar en equipo, respetar las diferencias y cultivar el concepto de un protagonismo compartido, sin quitarle ningún tipo de luz a individualidades que son motores, sin duda alguna, y tienen un empuje muy importante, pero siempre hay que verse desde un trabajo en colectivo y de colaboración. Yo invitaría a todas las protagonistas de la comunidad [Las] 100 Protagonistas, a cultivar lo que es el protagonismo compartido, porque eso es lo que realmente genera transformación.
Recuerdo mi primera excursión a Mérida, fui con tres amigos. Cuando pusimos la carpa, de mi lado había unas raíces que me incomodaban en el costado, así que apliqué la barajita de —¿podemos cambiar de puesto?—a uno de mis compañeros. Y cambiamos de puesto —fue peor—, me cambié a otro y así fui rodando por todos los espacios de la carpa hasta llegar al mismo puesto que tenía al principio. Fue una gran lección, aprendí que por más incómodo que estés, el que está al lado puede estar peor que tú. También, aprendí a tener mi raíz debajo del costado.
Es muy importante cultivar herramientas y prácticas personales que permitan tener serenidad, paz interior; y desde esa serenidad, actuar, incidir en mi entorno, porque de lo contrario voy por la vida como atropellada. Aquí es donde entra la otra organización que también llevo y es el Centro Mahatma Gandhi Venezuela, el cual nace en el 2016 de la mano de Tushar y Arun Gandhi, bisnieto y nieto de Mahatma Gandhi, líder indio y defensor de la Noviolencia. El sentido filosófico de la palabra, así toda junta, viene de la palabra en sánscrito ahimsa que significa «no hacer daño». Así de sencillo.
¿Qué es lo que queremos hacer? Nosotros queremos inspirar y educar para la convivencia pacífica. Esa inspiración y educación, es el foco de las herramientas que damos para que las personas puedan, dentro de una situación turbulenta, serenarse y atender el conflicto de una manera no reactiva sino más reflexiva. Es donde se conjugan los distintos elementos para encontrar la transformación. La herramienta de la comunicación noviolenta, en lo personal, ha sido un gran crecimiento y aprendizaje, porque me ha permitido darle contenido a lo que intuitivamente trato de hacer, que es «conectarme con el otro». Al final del día lo que buscamos es conectar entre sentimientos y necesidades. Siempre partiendo del respeto de tu decisión, de entender que hay que respetar al otro como a uno mismo. Yo no puedo dejar de ser quien soy para acomodarme a lo que tú quieres que yo sea, o que me parezca a ti. Yo tengo que estar clara de quién soy. Respetar al otro significa que hay que respetar su decisión, y sin juicios. Desarrollar esas habilidades y competencias, es parte del trabajo que hacemos en el Centro Ghandi, cada quien desde su propia realidad, creencia y condicionamiento.
Nada es perfecto, ni color de rosa. Claro que hay momentos muy retadores, duros, de pérdidas de seres queridos, y eso afecta tremendamente. Son cosas que te sacuden; sin embargo, en todos esos retos, siempre como equipo, nos abrazamos y lloramos juntos, porque es verdad que duele, pero juntos lo superamos.
El abrazo es fundamental. Que tú sepas y sientas que yo estoy aquí para ti, eso da mucha paz, así como yo siento que tú estás para mí, en un momento dado. El sentirme con seguridad, acompañada, apoyada, comprendida por otra persona, es muy importante y valioso para generar cambios —y enfrentar los retos y conflictos—. Aparte de que ayuda mucho ser agradecido y valorar las cosas. ¡Es que la vida es una aventura! y está en ti decidir si la quieres vivir solo lamentándote.
A mí me ayuda tener vocación de servir al otro, ser parte de un conjunto, una sociedad; un todo. Cuando sientes que tu esfuerzo está al servicio del otro es lo máximo, yo sí creo que es lo que te da de verdad alegría en la vida —y tener salud para hacerlo—, es lo que agradezco y me ayuda en mi decisión de querer estar bien y levantarme todas las mañanas con la decisión de no ser violenta; como decimos en el Centro Gandhi, yo decido vivir la Noviolencia. De eso se trata, de una decisión personal para ver y descubrir las luces que hay en cada persona, para juntos irradiar y hacer una mejor vida, sociedad, país.
Trata siempre de hacer las cosas desde el corazón, hablar, actuar y dejar una huella de amor por lo que haces, por ti misma. ¡Quiérete mucho! Valórate como ser humano extraordinario y pon tus talentos al servicio de los demás. Mi papá, quien creía firmemente en el reciclaje, Luis Antonio Rodríguez Azpúrua, ingeniero civil, decía, «piensa (evalúa todas tus opciones), resuelve y actúa». Tienes que actuar para lograr los cambios, crear transformaciones. Lograr lo que tú quieras en la vida, en tu familia, trabajo; en lo que decidas hacer. Y, una vez que estás actuando, vamos a la fase dos, él la llamó «mantenimiento, seguimiento y constancia». Tenía estos cartoncitos pegados en su oficina, escritos de puño y letra por él, eran como su guía, enseñanza; ahora son míos —mis cartoncitos, con sus enseñanzas, me guían y dan luces cuando tengo dudas.