Mi pasión viene desde cuando era pequeña. Tengo recuerdos muy vívidos entre los cinco y siete años que conservo con mucho amor. Siempre bailaba frente al espejo y me encerraba en el baño para hacer publicidades de radio, jugaba mucho con la comunicación y el movimiento. Esa niña se convirtió en mi pilar.
A los quince comencé a trabajar en los medios venezolanos. Tenía una meta muy trazada y, aunque tuve muchos rechazos, ahora pienso que entré porque lo manifesté. Más allá de la magia, estaba segura de lo que quería lograr. Sentía que muchas veces me decían que no por como me veía y tuve que luchar con esa percepción. La belleza no es solamente física. La belleza también está en las ideas, no importa cómo se vean.
Cuando más me sentí desorientada y desconectada de mi carrera, fue el momento en el que llegaron más oportunidades. Dios dando lecciones, el universo diciéndome que hay algo que aprender acá. Aproveché esas puertas que se abrieron para jugar a la exploración. No esperar nada, no tener expectativas. Decidí jugar y disfrutar.
Muchas veces somos tan exigentes con nosotros mismos que dejamos de disfrutar. Mi mensaje real es que me estoy permitiendo ser y espero que esa honestidad sea la que me haga conectar con el público. Quiero ser sencillamente honesta, esa sería mi huella. Me permito continuar, justamente cuando estoy dándome más duro, porque cuando más trabajas en ti, más capaz eres de conectar con alguien más.
Siento que, como mujeres, dejamos de disfrutar de nuestra belleza, nuestra sensualidad, de todos los poderes que el universo nos da. Me hacen sentir orgullosa aquellas que libraron luchas y caminaron para que yo pudiera vivir como lo hago hoy. Creo que mi superpoder es hacer a la gente sentirse en tribu, en calma, que se sientan parte de algo más. No sé a dónde me va a llevar, pero es algo que me gusta.
Quiero que me recuerden como una mujer que ha disfrutado de este camino, mi mente se vuelve una cárcel cuando siento que no estoy conquistando mi libertad. Me pasa mucho cuando siento que me estoy dejando a un lado. Para mí la libertad es darte el permiso de lograr. Nosotros somos dueños de cómo accionamos y cómo pensamos.
La capacidad de sorprenderse de lo más mínimo me inspira. Un día salí con mi Nana a una librería, yo quería el libro más grande, pero ella me puso en las manos la colección Minilibros de Ekaré y me dijo: esto es lo que podemos comprar, Natalia. Al principio lloré, pero a las dos horas se me olvidó y descubrí en ellos mis siete libros favoritos de la vida. Esa capacidad de olvidar la frustración y abrazar lo que tenía en el instante me inspiró a estar abierta a lo desconocido. Eso es lo mágico.