Luisa Mariana Pulido

"Esto hay que hacerlo"

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Nosotros éramos seis hermanos con seis primos que siempre estábamos juntos, vivíamos con mucha conexión y mucha actividad. ¡Y ahí tienes que defenderte!, poder hablar y saber qué es lo que quieres. Ahí hay un aprendizaje que se queda, y es que nadie se puede aburrir porque siempre hay algo que hacer. Entonces, claro, mis primeras referencias son familiares; al inicio tienes a tu padre, a tu abuelo, son tu guía, tu memoria, de dónde vienes, cuáles son tus valores. Y a medida que el tiempo va pasando van cambiando esas referencias de acuerdo a los intereses que tienes en cada momento, pues en algunos pueden ser autores de libros, en otro momento gente de tecnología, o experiencias de algún deportista; lo importante es mantenerse alerta.

El interés por conectar con la educación siempre ha estado. Me gusta la formación, la curiosidad, el aprendizaje. El tema del emprendimiento también ha estado conmigo desde muy joven. Como a los 14 años pensé que era interesante hacer mi propio negocio y arranqué con un campamento de verano; un emprendimiento que tenía que ver con educación. Siempre he tenido esa inquietud que quizás proviene de mi formación, la de mi padre, mi abuelo; esa herencia familiar que me lleva a investigar, conocer y aplicar lo que sé en beneficio de otros.

A mí me mueve buscar soluciones a problemas, saber qué está pasando, ver cómo puedo mejorar, me gusta identificar etapas, conectar a actores con soluciones y ver que se haga lo que se tenga que hacer. Yo trabajo en gerencia de impacto y liderazgo de impacto social, que no es otra cosa que involucrarme en los programas en educación, en microfinanzas, en salud y en cultura, que tengan impacto en la sociedad. Hay muchísimo por hacer en muchas áreas. En educación, donde hay un retraso importante, tenemos que formar docentes e impulsar para que los niños vayan creciendo con la tecnología y con el conocimiento que los haga superarse para cuando lleguen a la universidad.

Pertenezco a la Fundación de la Universidad Metropolitana; allí la educación cambió, porque se necesitan las empresas, así que tenemos que formar para ello, ¿con qué características?, ¿qué habilidades blandas tenemos que incorporar para que todos puedan trabajar? Bueno, creo que hay muchísimas cosas que se tienen que hacer.

Me inspira saber que sí se puede, que se logran resultados, a veces pequeños, a veces más grandes. Yo creo que cuando uno ve a 105 madres educadoras con certificados, sientes una gran alegría porque los chicos van a tener una mejor formación. Cuando ves que hay una jornada de salud que es exitosa y que se han logrado resultados importantes, o cuando vas a un centro de salud y funciona porque está el médico y atiende, entonces son pequeñas cosas que te dan satisfacción y te dicen que se puede lograr y hay que hacerlo día a día.

Me gusta identificar quién lo está haciendo y quién lo está haciendo bien para que se sume a lo que hay que hacer. Esa es una visión estratégica para juntar elementos, pero también yo creo que es la capacidad de hacer, porque no es solo tener la idea, sino pues, arremangarse y decir, «esto hay que hacerlo, qué hay que hacer y quién lo debe hacer, cuándo, dónde y cómo nos ponemos en marcha». En el Banco de Desarrollo trabajamos con un grupo grande en muchas áreas y formamos mucha gente para trabajar en comunidades, y eso es muy satisfactorio, porque te das cuenta de que estás haciendo algo que tiene sentido y que ayuda a una cantidad de gente al darle acceso a su formación, a financiamientos, porque eso cambia vidas, hace una transformación importante en el otro.

La cultura es parte del país. Yo estoy en la Fundación Sala Mendoza, y su norte es apoyar, impulsar el arte contemporáneo, el arte joven venezolano. Esto lo hacemos a través del Premio Mendoza. También realizamos exposiciones de grandes maestros para educar, o el Diplomado de Arte Contemporáneo. Para resumir, trabajar en muchas organizaciones pareciera que dispersa porque son muchas cosas, pero todas funcionan bajo un solo foco que es cómo lograr ese impacto, cómo generar procesos e involucrar programas que permitan que se avance en casos, algunos en gerencia, salud, otros en educación superior, a veces en primera infancia o en microfinanzas. Creo que hay una sinergia entre todos y es conectar todos esos puntos y ver cómo de eso sale algo muy positivo.

Yo le diría a los jóvenes que mantengan el foco, que tengan un propósito de vida y tracen sus objetivos. Si sabes a dónde quieres ir, puedes empezar a dibujar ese camino y ahí empiezan las acciones que te van a hacer llegar a él. Pero lo más importante es tomar esa acción en la que puedas dar el primer paso, investigar qué quieres hacer, cómo lo quieres hacer y en definitiva, tomar acción. La responsabilidad que me inculcaron mis padres y abuelos, está un poco en eso de que las cosas hay que hacerlas hasta el final y hay que trabajar. O sea, no es gratis, no es algo que se va a hacer solo. Siempre hay que hacer seguimiento a cada cosa.

La reflexión interna me lleva siempre a agradecer, agradecer lo que me han dado y siempre mirar hacia adelante.