Soy madre soltera, con dos varones, hoy tienen 13 y 16 años. Ingeniera mecánica. Siempre he estado en posiciones directivas y gerenciales donde el 90% han sido hombres. Estando en esos espacios me confrontaba conmigo misma, eran las 8 de la noche y mis hijos estaban en la oficina; los directores se van a sus casas, llegan tranquilos, cenan y tal, y yo, como directora, en cambio, pensaba, «mis hijos están arriba y no les he dado de cenar… tengo que llegar a casa a preparar la cena, lavar ropa, hacer las loncheras»… Yo me decía, ¡guao!, ¡¿cuándo acaba mi día?!
Nos confrontamos con muchos retos y nos saboteamos, sobre todo cuando somos mamá. Y esa culpa de que no estoy siendo la mamá perfecta. Empecé a entender algunas cosas del porqué nosotras las mujeres, a veces, no estamos al frente de ciertos espacios. De cómo dejamos ciertos roles a un lado por dedicarnos a la maternidad o al hogar; y cuando hay alguna situación en casa, que ya el proveedor no está por cualquier razón, la mujer se ve totalmente vulnerable. O, cuando hay un divorcio la mujer decrece en su calidad de vida, casi un 70%. Y te estoy hablando de que esto ocurre en todos los estratos sociales, independientemente de las capacidades intelectuales que tengas. Comencé a investigar el tema, fue como si me quitaran una cantidad de velos, me di cuenta de que hay muchos desafíos, no solo a nivel personal, sino cultural, estructural, en empresas, países, en la sociedad en general. Fui profundizando en la materia de igualdad y equidad de género. Y observé algo importante: hablamos mucho del empoderamiento femenino, pero me encontré a muchas mujeres ¡pelando bola!, porque no hay otra forma de decirlo. O conseguí a mujeres que habían desarrollado su camino empresarial o económico pero con profundos quiebres a nivel personal, por sentimientos de culpa. Y me dije, «aquí hay un severo problema».nosotras.
En el camino tuve un momento muy difícil de salud, necesitaba hacerme una histerectomía y no tenía dinero. Me vi ante una situación de vulnerabilidad. Tuvieron que hacer un crowdfunding, imagínate lo que significó, siendo una mujer que lideraba en ciertas áreas, tener que pedir ayuda para poder solventar un tema de salud; fue un golpe al ego. Me dije, ¡más nunca! En ese momento nació lo que hoy es Leader Women, una ONG que se dedica al empoderamiento económico de la mujer. Fue cuando, Evelyn, yo, me replanteé qué quería hacer y hacia dónde quería ir —y entendí lo que es mi propósito de vida: apoyar a las mujeres a avanzar por el camino de la estabilidad financiera o empoderamiento económico. Donde entendamos la autenticidad de los roles. Trabajar el tema financiero de los negocios con la mujer ¡es la clave! La empresa es la que activa el aparato productivo y el tejido empresarial del país, es lo que realmente mueve la economía.
El empoderamiento real es el empoderamiento económico. Tú puedes tener muchas herramientas, pero si no tienes un solo dólar en la cartera vas a estar con un plomazo en el alma, así es como lo digo yo. Entonces, es clave reconocer el poder que tienes, que puedes ambicionar, alcanzar tus sueños. Reconocer que tienes capacidad de generar el dinero que quieres generar, no el que te dice la sociedad. No es un tema de número, es un tema de calidad de vida. Yo siempre digo, «hacer desde el ser para tener». Cuando eso ocurre te conectas realmente con lo que quieres, te da plenitud y paz. Y te dibuja sonrisas bonitas en la cara.
¡Claro que es peludo!, o sea, no es fácil. Esta mujer que tú estás viendo no es ni la sombra de la mujer, ni siquiera, de hace un mes, porque es un proceso constante de reconocerme y evolucionar, de tratar de ir avanzando hacia mi liviandad, ¡la mía!, no la del otro. Reconocer cómo me siento y hacia dónde voy. ¿Qué es lo peor que puede suceder? ¿Que te equivoques? Suelta, desde el respeto, eso que piensas sin miedo al qué dirán, y aprende a reconocerte, sentirte. Plasma tu opinión y avanza, créelo. Lo que tú estás pensando es valioso y se puede articular. Atrévete a vivir y buscar tus sueños, no permitas que nadie te diga que no puedes. Busca lo que realmente te hace feliz.
Mis motores son mis hijos. Ellos son los que siempre me han llevado a ser una mejor persona. ¿Si yo no los empodero en sus responsabilidades, cómo puedo accionar en lo que yo tengo que hacer para seguir mi camino y avanzar?
Creo en la posibilidad de un mundo mejor, de una Venezuela que renazca. De mujeres viviendo y vibrando bonito, de hombres en armonía, y de trabajos colaborativos. Que podamos apostar por el crecimiento de una sociedad más igualitaria.