Me gradué en Economía en los Estados Unidos en plena crisis financiera del 2008 y empecé a trabajar allá mismo en un banco, mientras estaban colapsando los mercados, así que en esa situación yo dije, mira, esto no es lo que yo quiero. Entonces empecé a buscar un máster en otra parte y, me fui a hacer uno en ventas y mercadeo de vinos y licores en Francia, que es la cuna de los vinos.
Yo venía con una mente muy matemática, venía de Economía, y ahí comencé a aprender cómo se produce, y toda la historia que tienen los vinos y otros licores por detrás. O sea, el vino es una locura, la cerveza ¡imagínate!, fue la primera bebida alcohólica de la humanidad. Se dice que dejamos de ser nómadas por la cerveza y cuando tú empiezas a enamorarte de este mundo, ver que estuvo con nosotros durante toda la historia de la humanidad, ¡guauu!, dejas de ser tan matemática y empiezas a ser completamente pasional.
Trabajé en varios viñedos. Trabajé en Bordeaux durante dos años. De ahí me fui a la Toscana, Italia, y después regresé a Venezuela, mi tierra. Y mi sueño siempre fue enseñar, o sea, primero traer vinos que no podíamos conseguir aquí y enseñar al venezolano, porque por supuesto, el venezolano toma, pero nos falta un poco de esta pasión, de lo que es el conocimiento, de entender qué hay detrás de cada trago. Y empecé con una importadora y una academia dando cursos de vinos y licores que fue creciendo y, como a todos nos pasa en Venezuela, en un momento dices, bueno, pero ¿cómo puedo ayudar al país, a la gente, con esto? Porque claro, son licores, ¿no? ¿Cómo puedo darle algo a la sociedad con este producto? Entonces me di cuenta de que constantemente los gerentes de restaurantes con los que trabajo, me pedían personas para trabajar con ellos porque necesitaban a alguien que conociera tanto de vinos, como de otros licores, también necesitaban buenos bartenders. Entonces, empecé a hacer cursos para enseñar sobre licores, los hice de forma presencial durante un año, y luego comencé a hacerlos en línea. Saqué mi academia online y regalé muchos de estos cursos para la gente que no pudiera pagar.
El alcohol nos une, dependiendo de cómo lo tomas, claro. Este es un mundo donde uno tiene que conocerse y entender del autocontrol, y yo cuido mucho eso. La cuenta de Instagram @eglanontherocks, es de enseñar sobre licores con responsabilidad, por ejemplo qué es el vino, cuál es la diferencia entre fermentado y destilado. Decir que no mezcles, o cómo tomar.
Yo hago muchas catas, hago catas a mujeres y a hombres, tanto por separado como mixtas y te das cuenta de que cada uno es diferente. Cuando me tocan las catas de whisky, que muchas veces se hacen para hombres, ellos se entusiasman muchísimo y quieren aprender más y más cosas, es como si les estuviera hablando de deporte y quieren más y más. Pero al rato, ves cómo el whisky los va relajando. A diferencia de la mujer, cuando tenemos catas como del Prosecco, al principio están todas calladitas, atentas, escuchando la diferencia entre uno y otro y, mientras va pasando la cata, se van emocionando y alborotando, y gritando, ja, ja, ja, ocurre al revés.
Cuando volví a Venezuela con mi máster y empecé a vender vinos, me costó hacerme ver, los clientes no me paraban. Pero a mí no me importó, nunca me molesté. Yo seguí y hoy en día la gente reconoce mi trabajo. Ahora, es importante saber que eso no pasó de la noche a la mañana, que eso fue día a día, creyendo en lo que hacía y sin escuchar cuando me decían que no, o que eso era muy difícil. Imagínense, ¡una mujer vendiendo vinos! Y cuando quedé embarazada por segunda vez, que estaba muy bien posicionada, yo dije «¡Se acabó!, nadie va a querer que le haga una cata con una barriga», y fue completamente lo opuesto. O sea, nunca me dejó de salir trabajo, yo conduje catas, sin probar, hasta la semana 38 de embarazada, porque claro, no estás viendo una mujer embarazada tomando, sino enseñando y creo que eso es importante. Siempre va a haber industrias donde, como mujer, eres minoría, pero tienes que seguir ahí y lo que te va a hacer mejor es eso, seguir y dar lo mejor de ti.
Nunca pensé en ser quien soy hoy. De entrada, a mí me costó muchísimo hablar. Yo a los seis años seguía con una psicopedagoga porque no hablaba bien y hoy en día no solo no me callo, sino que hablo cuatro idiomas. Mi vida es de hacer catas, enseñar, dar clases. Yo soy un ejemplo vivo de que se puede. Entonces no hay que ponerse límites. No importa si eres mujer, si eres hombre, no dejes que te digan no.
La mejor manera de aprender es con la experiencia. No te vas a volver una experta en vinos si no tomas vino. Tú puedes estudiar toda la teoría del vino, pero si no lo tomas no vas a ser una experta. Entonces hay que quitarse el miedo y no solo para probar productos nuevos, sino para vivir experiencias. Todo lo que hagas te conecta, cada experiencia suma para tu misión más grande de vida. Todo suma.
Muchas veces no nos damos cuenta de lo afortunados que somos solamente por respirar. Yo vivo y creo en el milagro de la vida, el hecho de que hoy estemos acá, o si un árbol está ahí, porque para un árbol también es muy difícil crecer, entonces, cuando ves toda la vida como un milagro, la aprecias más. Las cosas que a mí me mueven son inmateriales, es más como una fuerza que tienes por dentro. Y esa confianza, que es la fe, es Dios que está con nosotros. Mi momento sagrado es llegar a casa con mi familia. Ahí están todas las respuestas, todas las razones. Sin duda. La misión de nosotros es ser feliz sin hacerle daño a nadie y a la gente buena le pasan cosas buenas, y eso es la fe, así que si estás en la cima, disfrútalo porque en algún momento va a pasar o va a cambiar… y lo malo también pasa, hay que saber eso. Todo pasa.