Claudia Lepage

"Voces que narran nuestra cultura"

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Soy productora ejecutiva para películas de cine. Me interesa mucho, como productora, apoyar las voces femeninas. De manera que me he caracterizado por trabajar con muchas mujeres directoras y la verdad es que lo disfruto. Y bueno, siento que es importante que haya equidad en las voces que narran nuestra cultura, nuestra historia y preocupaciones como país. Como productora, me resulta importante que las películas que yo hago tengan conexión, de alguna manera, conmigo, con quien soy, ser coherente con mis valores, bien sea desde el punto de vista intelectual o emocional.

Básicamente, lo que hago es desarrollar proyectos cinematográficos, buscar financiamiento, ejecutarlos y acompañarlos hasta que lleguen a su mejor momento que es el contacto con el público. Diseñar estrategias de cómo llegarle a la fibra, al corazón de los espectadores y, por supuesto, trabajar en dupla con la directora o el director, y hacer un team que tiene que ser indisoluble; porque hacer una película es una labor titánica que puede durar muchos años.

Me define y apasiona mucho lo que hago. Parte de mi vocación también ha sido dar clases, crear talleres para estimular un poco a las personas que están empezando para que se enamoren de la producción —todo el mundo quiere ser director o directora—. Y bueno, realmente cuando ves proyectos audiovisuales, ni siquiera cinematográficos, donde falta alguno de los líderes principales, o sea, hay un buen director o directora, pero no hay un productor que sea bueno, o no está realmente entusiasmado con lo que está haciendo; eso se nota. La producción es un trabajo que puede ser cuesta arriba o difícil, pero también es muy emocionante y satisfactorio. Requiere de mucha energía, concentración y compromiso. Cada vez más me voy especializando; el mundo de la producción es muy complejo y mientras más he ido estudiando, porque me encanta estudiar, he ido descubriendo más herramientas.

Jeva (la Asociación Venezolana de Mujeres Cineastas) nació en el año 2021, en medio de la pandemia. Fue empezar hablando con otras mujeres que también tenían la misma inquietud de lanzar ideas, hacer un proyecto en común que sirviera no solo para apoyar a las mujeres en Venezuela, sino a las mujeres venezolanas en la diáspora. Se trata de dotar de herramientas para luchar contra la desigualdad de género que hay en el sector audiovisual. O sea, acortar esa brecha de género, que a nivel global ha ido mejorando, pero sigue siendo brutal. Es muy bonito trabajar en cine porque trabajas con equipos que tienen tantas características diferentes, equipo técnico, eléctrico, maquinistas; logramos empatizar, comunicarnos y divertirnos. También, con artistas que tienen sus complejidades y sus cosas ricas a la hora de trabajar. Así como con directores y guionistas tan variados, todo eso me emociona. Cómo conectar con cada una de esas diferentes personalidades y llevar un liderazgo de la mejor manera posible, empática y comunicativa.

Otra cosa que me llena de satisfacción es participar en las actividades que se realizan en la UCAB, mi universidad; yo me gradué en 1998, y volver para escuchar a los alumnos de comunicación presentando sus proyectos es súper emocionante. Además, creo que hay algo importante y es el sentido de pertenencia a un entorno o lugar. Y fíjate que de las películas que he hecho, dos de las más importantes son con UCABISTAS, o sea, Anabel Rodríguez y Claudia Pinto. Ahora estoy trabajando con Fina Torres; una dupla femenina bien interesante, ha sido bien bonito, la verdad.

Me siento muy venezolana y estoy profundamente agradecida con mi país porque hasta lo malo que ha pasado en Venezuela, también me ha hecho crecer. Este libro yo lo había dejado en Caracas y tuve la oportunidad de ir a Venezuela desde finales de mayo hasta finales de junio y me dije ¿qué me puedo traer a México sin llenar la maleta de mil cosas?, este libro; son las memorias de Margot Benacerraf, fue una conversación que tuvo Diego Arroyo Gil con Margot. Tuve la oportunidad de compartir con Margot cuando hicimos Madame Cinema, el largometraje documental de Jonathan Reverón. Después de haber estrenado el documental y cuando se bautizó este libro, Lea, mi hija, tenía como tres años, el libro se bautizó en El Buscón, que lo dirige Katyna Henríquez Consalvi, mi prima y madrina de Lea; Margot estaba viva, eso fue en el 2019, y Lea fue quien le echó las rosas al libro. Y por supuesto, me compré un ejemplar y Margot me lo dedicó.

Para mí una de las cosas más importantes cuando hago una película es el ser humano. Saber priorizar, ¿qué es lo más urgente? Porque en una producción está lo que es la inmediatez, que si no lo resuelves ya te va a costar el triple mañana. Es un proceso que no se puede parar, pero entonces, ¿cómo lo resuelvo? Hay un poco de intuición, sentido común, como lo he dicho, y también de escuchar al equipo. Porque uno no puede ser experto en todo, y dices, bueno ¿tú qué opinas? ¿cómo vamos a resolver esto? Es una toma de decisiones constante. A veces hay que tomar un poco de distancia, dejar enfriar la cosa. Creo que cada paso que he dado y cada cosa que he hecho me ha enseñado algo; me ha dejado un gran aprendizaje. Aparte de que lo que soy hoy tiene que ver también con los errores que cometí. Yo creo que lo importante es preguntarse ¿para qué me sirve esto?, esta equivocación, error, y no sentirse tan mal. Tiene que existir un balance para no terminar enfermándote.