Senos Ayuda es completamente independiente, con libertad de acción y decisión. Todo mi trabajo profesional, lo que había estudiado lo estaba implementando. Descubrí mi pasión. Lo que empezó como un grupo de apoyo de tres mujeres, apoyándose entre ellas mismas, creció aún más. Montamos el apoyo psicológico con pelucas, prótesis y sostenes. Después nos patrocinaron las primeras 100 mamografías e hicimos la primera jornada. Ya tenemos 25 años trabajando, nos acompañan 15 especialistas que nos han ayudado a mover este timón de la organización hacia una parte asistencial, porque las mujeres con cáncer de mama están completamente desprotegidas por no existir ninguna política de salud pública que las ampare.
Cuando el cáncer ataca, ataca a toda la familia. Y cuando uno se involucra, involucra también a toda la familia en el proyecto. Se genera una empatía y un modelaje con la persona que llega. Cuando yo llego a la Fundación y veo a personas que están calvas buscando una peluca, o están pasando por el proceso, muchas no creen que yo también pasé por eso y estuve calva. Entonces hay como un modelaje que se crea y esa es la maravilla que tiene la Fundación. Las personas que trabajan en Senos Ayuda o son sobrevivientes o están muy sensibilizadas con el tema, o porque tuvieron algún familiar enfermo, o, simplemente, han desarrollado esa calidad de servicio humanitario dentro de la Fundación. Se crea una magia muy especial entre las usuarias y las empleadas.