Bibiana Sucre

"Dar sustento"

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Hay pocas cosas que me tranquilicen tanto como detenerme bajo la copa de un árbol, ver hacia arriba y contemplar como la brisa mueve las hojas, ver como la luz pasa a través de ellas. Para mí no hay nada más mágico que eso. Desde muy pequeña recuerdo los viajes de vacaciones con mis padres, tuve la enorme suerte de que a ellos les gustaba visitar lugares apartados, en plena naturaleza, en medio de la nada, y por supuesto que eso te marca, te hace mirar las cosas desde otra perspectiva.

Los procesos tan sutiles de cambios en la naturaleza es algo que me hace respetarla y amarla. Esa hojita que empezó como un pequeño retoñito y fue creciendo milímetro a milímetro hasta convertirse en un árbol milenario, es fascinante. Más aún cuando, siendo bióloga, entiendes que esos procesos de cambio tienen un montón de interacciones complejas y diversas, y que todo forma parte de un gran equilibrio.

Trabajar con Provita ha sido una oportunidad maravillosa para combinar ese amor a la naturaleza, con la puesta en práctica de mis conocimientos y poder vivir de ello, todo un reto personal. Más allá de eso, como conservacionista, el reto ha sido impulsar formas de vida en equilibrio con el ambiente. Sé que la industria en general, desde luego, tiene un impacto muy grande, pero creo que no se trata tanto de prohibir estas actividades, porque hay que obtener la energía y los materiales que utilizamos de alguna forma; el sentido está en crear conciencia y buscar minimizar al máximo ese impacto.

Por eso apuesto y creo en lo que hago, en sembrar la semilla tanto en los niños de hoy, que cada vez los veo más sensibles y despiertos a estos temas, como en los trabajadores del campo y agricultores, para que tengan acceso a tecnologías y prácticas de producción amigables con el ambiente, mediante un proceso conjunto, de cocreación, validando también sus conocimientos locales.

No podemos perder de vista que Venezuela es uno de los once países de todo el mundo con más biodiversidad. Es menos del 1% de la superficie terrestre del planeta pero contiene casi el 10% de toda la biodiversidad existente. Eso es un orgullo, un tesoro, un privilegio. Como venezolanos tenemos la gran responsabilidad de protegerlo y velar por que siga existiendo para las generaciones futuras. Revertir ese peligro en el que se encuentran muchas de nuestras especies y ecosistemas. Por eso el «Libro Rojo» de Provita es una gran inspiración y un recordatorio de todo lo que nos falta por hacer y de la amenaza de extinción que tenemos en contra, no solo de otras especies sino inclusive, de nosotros mismos. Tenemos que movernos rápido hacia un cambio de conciencia.
Debido a la crisis social, muchos profesionales y docentes increíbles se han ido del país, por eso, con un grupo de investigadores creamos una organización que se llama Akehe, que en yanomami significa «cambiar». Ese es el propósito, cambiar de dirección para volver a unirnos, para fortalecernos como profesionales de la conservación en Venezuela. A veces uno, en lo personal, se puede angustiar ante ciertos escenarios, y hasta cuestionarse si realmente podremos lograr algo, pero siempre hay señales, por más pequeñas que parezcan, que te recuerdan que no estamos solos, que podemos caminar juntos y sumar fuerzas para hacer grandes cosas.