Andrea Ludovic

"Confiar siempre en esa dirección interna que tienes"

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Soy música, productora musical e ingeniera electrónica. Antes de entrar a la universidad tuve la disyuntiva de si seguir mi parte artística —estudiaba piano en un conservatorio— o mi pasión por las matemáticas y el pensamiento lógico. Cuando tuve que decidir, me fui por ingeniería y dejé de lado la música, pensando que iba a ser más seguro para mi futuro. Pero ser músico realmente es un llamado que no puedes callar, e inevitablemente hacia el final de la carrera, volví a conectarme con mi parte musical. Conocí a personas que me presentaron las primeras herramientas para programar música y descubrí que no tenía que abandonar nada. Esa revelación me llevó a conjugar esas dos partes de mi ser y embarcarme en la música electrónica, hecha con computadora, con aparatos que generan ondas que no generan los instrumentos acústicos.

Me apasiona expandir el significado de la música electrónica y el sonido digital. Quisiera que dejara de concebirse como algo destinado al club o algo artificial. Por eso me gusta dar clases, para enseñar cómo yo concibo la música electrónica, el sonido y el diseño sonoro. Puede pasar que la gente se sienta intimidada porque tienes un punto de vista, o una manera de conseguir las cosas, diferente. Eso puede asustar un poco y generar una reacción de: ¿Qué va a traer esta muchacha, si ya nosotros lo tenemos todo calculado? Estar consciente de eso me ha funcionado para decir: «yo de verdad tengo una concepción de esto diferente, y seguramente hay otras mujeres que lo van a tener también». Cuando doy clases a mujeres, entiendo que de verdad tenemos una manera de percibir el sonido y transformar ideas sonoras diferente. Uno no se debe sentir mal si alguien quiere pisarte la carrera, sino más bien decir: «está bien, yo realmente sí voy a ir por otro camino, y eso solamente va a aportar al colectivo».

Hay que tener un poquito de locura y desboque. Así de que «no me importa, imposible nada». Querer y ya. Uno haciéndolo, da el ejemplo, saca el machete y empieza a abrir camino. No porque quería mostrarlo, sino porque yo misma quería abrir ese camino, porque necesito pasar por ahí y punto. Un ímpetu, unas ganas, una fijación, un poquito de obsesión sobre alguna idea romántica. He tenido caídas fuertes, como todos. En el momento en que eso te sucede es necesario conservar la calma, creo que eso de levantarse llega después de un tiempo. Confiar siempre en esa dirección interna que tienes. Prefiero pasar por el dolor de volver a levantarme que pasar por el dolor de no hacer lo que quiero.

El arte es una comunicación con algo intangible. Tener esa conexión no es tan fácil, porque para poder expresarte tienes que sentir mucho. Es un trabajo aprender a regular esa válvula de cuándo te abres a sentir y cuándo no. Desde que empecé a hacer música tenía una idea de hacer estilos que pueden parecer un poco violentos, en un sentido de que te sacuda el piso para que te actives y te des cuenta de las cosas. Esto está aquí como una cápsula de medicina para que termines en luz. Si pudiera decirle algo a la gente, sería que de verdad cuenten con la música. Busquen escuchar cosas con las que puedan identificarse, o agarren algún instrumento o una compu. Hay herramientas para diseñar sonidos, expresar esa oscuridad y sacarla del cuerpo. Funciona, te rescata. Confíen en la música.

Mi huella es un recordatorio de quiénes somos y dónde estamos. Las emociones no están hechas para sufrir nada más. Los sistemas están construidos de una manera muy despelotada, un poco anticuada y hay mucho caos, pero en todas las épocas ha habido caos, excesos y humanos inconscientes formando rollo. No tenemos necesariamente que formar parte de esa ecuación. Podemos formar parte de una ecuación diferente, más hacia uno mismo, hacia los valores más naturales. No nos olvidemos de volver al cuerpo, a la emoción, al sentir, a estar agradecidos y aprovechar las cosas chéveres.