Alexandra Butler

"Somos un equipo"

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Me convertí en mamá siendo muy joven, desde entonces me dediqué de lleno a ello. Tengo cuatro hijos, y creo que con la llegada de cada uno los ojos como que se abren un poquito más. En mi vida, la maternidad ha sido un parteaguas importante. La entrega, el cuidado y la dedicación que uno les ofrece a los hijos tiene que ver con lo que les quieres legar, con el ejemplo que les quieres dar y lo que quieres que ellos construyan después.
Tener una familia grande y ver sus diferencias, ver que con cada uno hay que aplicar distintas maneras de comunicación y tratarlos diferente, ha sido un gran proceso de aprendizaje para mí. Un despertar, para ser más empática, e incluso para ver a otros niños también, con otras condiciones y entender su realidad. La infancia es un período demasiado importante, es lo que marca la pauta de cómo tú te vas a desenvolver a futuro. Crecer en un entorno familiar donde se recibe el cariño y la atención que necesitamos nos da el impulso para salir adelante.
De mi infancia atesoro mucho que tuve la posibilidad de crecer teniendo cerquita a mis abuelos, con toda su sabiduría, sus valores morales, humanos. Mi abuelo materno, antes de morir, cuando supo del proyecto de la Fundación Traki, me insistió mucho en la importancia, como mujer, de cultivar el conocimiento, conservar la humildad, mantenerme siempre «enseñable», es decir, siempre dispuesta a aprender cosas nuevas y a dar lo mejor de mí. Sus palabras me inspiraron muchísimo, me hizo darme cuenta de que podía retomar mi vida profesional, además de ser mamá; seguir formándome, adquiriendo herramientas para la vida; y que no tenía que comparar mi tiempo con el de los demás, porque todos somos diferentes. No hay un orden preestablecido que dicte cuándo hay que ser madres, estudiar, trabajar, viajar, aprender un idioma… Nunca es tarde para aprender algo nuevo.
Hoy en día se habla mucho del empoderamiento femenino, pero muchas veces se nos olvida que en el entorno de cada mujer también puede haber un hombre valioso. A veces en la figura de un padre que la impulsa y alimenta su autoconfianza, su autoestima. Un abuelo que la inspira a través de su integridad y ejemplo. O, de un esposo que la apoya incondicionalmente y que, con su accionar, suma para crecer juntos. Yo he tenido la suerte de contar con esas referencias.
Para mí, de eso se trata la igualdad, de saber que todos somos valiosos, que podemos trabajar en equipo, y que aquello que logremos construir juntos, día a día, desde el amor, inclusive desde lo más cercano, también se pueda llevar más allá, a otros ámbitos, a otras familias, jóvenes y niños que lo necesiten. Es vital sensibilizarse con otras realidades. Eso es, precisamente, lo que me impulsa a hacer lo que hago a través de la Fundación.