Alejandra López

"La permanencia está en lo que puedes hacer hoy"

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Mi historia comienza en el seno de mi familia. Cuando éramos adolescentes mi mamá decidió hacer un clóset para que mis hermanas y yo pudiéramos compartir todo lo que teníamos. De allí viene Iswapp, iniciativa que promueve el intercambio de ropa de segunda mano con propósito social. Es darle movilidad a ese inventario estancado y compartirlo con personas que lo necesitan.
Cuando comenzó la pandemia me dije: aquí faltan iniciativas de reutilización, de consumo de segunda mano. La industria de la moda es una de las más contaminantes del planeta y entendí que, para que esa industria pueda modificar su proceso de producción, era necesario bajar el consumo. Y una forma de hacerlo es usar lo que ya existe, no hay nada más sostenible que eso.
Tengo una chaqueta que conseguí a través de la plataforma y representa la filosofía del proyecto. Es una prenda que alguien compró, utilizó, decidió desprenderse de ella y fue generosa al donarla a una fundación. A través de Iswapp llegamos a esta organización, vi la chaqueta, me gustó, me quedó perfecta y dije: esta es para mí. La compré y eso tuvo un impacto social en otra persona.

Entonces es algo que va más allá de la simple reutilización. Viene de la base de dar y recibir, de desprenderte de las cosas. Hay un trabajo tanto emocional como espacial. Es generar un triple impacto. Un impacto económico en las personas que ceden esa ropa e integran cosas nuevas a su clóset; un impacto ambiental porque al intercambiar prendas que ya están fabricadas reduces la huella de producir algo nuevo; y un impacto social porque nos aliamos con fundaciones que tienen roperos para personas con más necesidad. Desprenderte de algo valioso y ver cómo alguien más puede darle una nueva vida es un acto de generosidad muy satisfactorio.

Practico la creatividad diariamente porque me gusta generar ideas novedosas, fuera de la caja. Siempre estoy buscando nuevas opciones y ese proceso nunca termina. Me encanta decirle a las mujeres que desarrollen ese poder creador porque el proceso creativo para lo femenino es muy importante, y cuando digo «femenino» hablo también de los hombres. Todo el mundo tiene la capacidad de crear. Mientras más creativos somos mejor nos vamos a sentir con nosotros mismos.

Me di cuenta de que conectar contigo mismo es lo que te ayuda a conectar con los demás. Si te conoces, te aceptas, te quieres, es mucho más fácil empatizar con el otro. Entender que somos un colectivo y que lo que cada quien genera tiene un impacto, es clave. No importa equivocarse, cansarse. Eso es natural. Hay que permitirse esos momentos y saber que puedes tomarte una pausa. Lo más valioso es entender que la vida es un proceso de aprendizaje. Confiar en que cuando las cosas no se dan como uno espera, es porque no era el camino.

Creo que mi súper poder es juntar a las personas para generar redes. Considero fundamental rodearme de gente que me de la vitamina cuando yo no la tengo. Mi mayor aprendizaje ha sido confiar en mi equipo, buscar gente que sepa hacer las cosas mejor que yo. El aporte del grupo es muy importante para mí y, al mismo tiempo, es el reto más difícil, porque esa idea es tu bebé, tiene que haber mucha confianza.

La familia y la fe son fundamentales en mi vida. Por mucho tiempo me dediqué al desarrollo de mis hijos, siempre balanceé ser mamá con trabajar, sobre todo teniendo niños neurodiversos. Desde ese momento mi visión de la vida cambió, me permitió percibir y valorar la belleza en lo cotidiano. Para mí la simpleza consiste en aprovechar lo que tenemos en el momento y la permanencia está en lo que puedes hacer hoy. Muchas veces tenemos cosas en el clóset con etiquetas, que guardamos para usar más adelante y resulta que, a veces, ese día nunca llega.