Yo considero que soy de las personas que aunque esté atravesando situaciones difíciles, siempre me digo, «para atrás ni para peinarse». Hay que pensar en adelante, cierto, en el futuro; en lo que se quiere lograr. Los colores que visto representan la alegría que quiero transmitir, y que todo el mundo se contagie del espíritu del venezolano, independientemente de «su cruz a cuestas». El venezolano siempre está traspasando obstáculos, sea la situación que sea, va pensando en lograr cosas.
Yo soñaba que algún día alguien vería lo que nosotros hacemos en nuestros encuentros, en mi
pueblo El Clavo, comunidad de Barlovento, estado Miranda, en sus distintas celebraciones, como
el recibimiento del año. El primero de enero llevamos la parranda casa por casa. Siempre estamos
pendientes de reunirnos para que la gente tenga ese compartir y podamos, entre familia, dar a
conocer a esos muchachos lo que es parte de nuestras raíces y tradiciones venezolanas. Cuando
me conoció Juan Souki, hoy en día nuestro productor, él me dijo: Betsayda, si yo voy para tu
pueblo ¿qué me vas a mostrar?, ¿qué puedo ver en tu pueblo? Yo le dije: mira, te voy a mostrar mi
casa materna y la gente de mi pueblo. Nuestro espíritu parrandero que siempre festeja lo que vive
y conoce desde la raíz. Transmitir el calor de Barlovento, tierra de café, cacao, maíz; y las verduras
que no pueden faltar para hacer la sopa, el famoso sancocho que todo barloventeño tiene
presente en su sentir. A eso huele mi pueblo, a cacao fermentado en la calle, a sus dulces, al
sancocho y la chicha de arroz.
Nunca pensé que con la parranda El Clavo y nuestra música tradicional, podíamos estar en tantos
escenarios. Me siento en verdad bendecida por toda la gente que nos acompaña y apoya. Soy una
de las representantes de Venezuela que, últimamente, ha llevado la música por el mundo. A pesar
de que venimos de un pueblo pequeño que carece de muchas cosas, por ejemplo, no hay Bancos
ni mercados grandes; es una población chiquita, que si te invito para que la conozcas te puedo
brindar es el corazón de cada una de las personas de mi pueblo; ese compartir tan único, donde te
sentirás en familia, compartiendo bien sea una sopa o un taller de algunos de nuestros géneros y
conocimientos, como el Quitiplás, por decir algo.

Cada vez que salimos de viaje la satisfacción más grande es poder
transmitir ese sentir de mi pueblo, sus raíces y tradiciones. Que
conozcan nuestra música, lo que somos y sabemos hacer, el
repertorio de Barlovento. Y representar a toda Venezuela, aún con
los pocos instrumentos que podemos trasladar en cada escenario.
Las cosas se logran, a veces como uno no lo imagina, pero se dan
desde ese pedido interno y la credibilidad, que es parte de la
disciplina, de poner empeño en las cosas. También, la certeza de
que si se hace con el corazón se comunica. Eso quiero transmitir a
la juventud. Yo de mi Venezuela no me voy, sigo hasta que se
rompa el cuerpo. Y siempre acompañada de mi maraca que es
vida, ritmo y brillo. ¡Sí señor, brillo!
